03 de novembre 2008

Las ideas

Mañana Estados Unidos votará el presidente que se va a tener que enfrentar a la crisis. A un día de las elecciones, el número de indecisos es todavía del 4%, aunque no parece que eso vaya a impedir la victoria del favorito, Barack Obama, sobre John McCain.

Obama llega en primera posición porque ha arrastrado consigo un mensaje de ilusión y optimismo. En su famoso "anuncio" de media hora, centraba su propuesta en casos concretos: familias trabajadoras que a duras penas llegan a fin de mes, personas mayores con problemas para atender los gastos médicos, él mismo como ejemplo de estudiante humilde que realiza el "sueño americano", empresas que crean ocupación estable y sostenible en recursos… Empleo, salud y educación son los pilares de su discurso. A los europeos nos parecen conceptos fundamentales, pero Estados Unidos recurre a ellos ante la crisis, cuando en otras ocasiones han navegado por los valores patrióticos o la intervención del estado en los impuestos.

La campaña electoral ha costado a los dos candidatos más de mil millones de dólares: nada menos que 8 dólares por voto. Pero ante todo vemos una tipología de campaña muy distinta a las europeas: por ejemplo, Obama ha enviado mensajes de móvil a 30 millones de personas. En cambio, en Chicago cuesta ver pancartas electorales: son los propios votantes que se movilizan para colocar, en su casa, en su coche o en su web, mensajes de apoyo a su candidato. A diferencia de Europa, los propios votantes son los actores de la campaña.

Y eso es porque los votantes tienen un perfil característico en Estados Unidos. Un país autonombrado referente de la democracia que tiene uno de los índices de participación más bajos del planeta: un 64% en las últimas presidenciales, y es incluso más bajo en las legislativas.
Esto conduce a situaciones que a los europeos casi suenan a chiste, como que haya ONG dedicadas a fomentar el registro de nuevos votantes, explicandoles cómo, cuándo y dónde se vota. Las minorías y las clases bajas, simplemente, no votan nunca, aunque en esta ocasión se aprecie un importante aumento de afroamericanos registrados.
Pero en el fondo está la reflexión que plantea el catedrático Vicenç Navarro, en el programa de TVE "En portada": la abstención es tan grande que acaba favoreciendo a la propia clase política (un 94% de los cargos electos son reelegidos), porque les proporciona estabilidad, en un país donde las campañas son personales y se financian con fondos privados.

En resumen, se trata de unas elecciones que pueden cambiar esta tendencia porque hay una esperanza en nuevas oportunidades. La crisis alimenta la necesidad de votar y, en un quiebro inesperado, impulsa una revitalización de la democracia.


Enlace al programa especial de TVE "En Portada".
Artículo de Vicenç Navarro publicado este verano en El País sobre la financiación de las campañas.

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