20 de febrer 2006

Libertad y Esperanza

La tarde del 23 de febrero de 1981, cuando Tejero y los suyos entraron en el Congreso de Diputados, yo hacía poco que había regresado a Cornellà después de una exclusión temporal del servicio militar. Aquel día, la fragilidad del momento político hizo que unos desalmados quisieran volvernos al pasado oscuro todavía muy cercano. Secuestrando al gobierno y a los representantes legales del pueblo quisieron quitarnos nuestra aún reciente libertad. Miré hacia atrás y vinieron a mi mente historias contadas y no vividas de una dictadura franquista. Pero nadie perdió la esperanza ese día. A la mañana siguiente así lo reafirmamos delante del local de Comisiones Obreras en nuestra ciudad y después por las calles de Barcelona. El vaivén cotidiano de los hechos hace que a veces se trunquen las esperanzas. Pero, muy a menudo, se trata tan sólo de realidades pasajeras que después con el tiempo, que es más largo que cada momento, se pueden corregir y subsanar. Ahora, que parece que se están frustrando las esperanzas de algunos acontecimientos deseados en nuestro país, creo que hay que dar el tiempo necesario para que se superen las barreras construidas muchas veces con el odio y la mentira. Decidir es hacerlo desde la reflexión, la tranquilidad y el convencimiento de que la libertad es tan vital como el aire que respiramos y la democracia es el camino que debemos recorrer con esperanza. Porque, tal como nos recordaba el poeta Antonio Machado “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

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