20 de juliol 2007

Miradas y gestos de solidaridad

Esta semana he tenido un encuentro con un grupo de niños y niñas saharauis que están pasando el verano en la ciudad conviviendo con familias de acogida.
Sus miradas, inocentes y limpias, rebosaban alegría y esperanza, a pesar de que las situaciones personales que les ha tocado vivir en su lugar de origen y a su corta edad son muy duras en la mayoría de los casos.
Hablando con las familias que los han acogido me explicaban la experiencia como enriquecedora, aunque no exenta de dificultades, sobre todo al principio en el momento de su integración y adaptación a las costumbres, a la educación y a las formas de hacer frente a las distintas realidades que tenemos aquí. Aunque el hecho de compartir, de verlos disfrutar con cosas que para nosotros son cotidianas y que ellos valoran enormemente es sin duda doblemente reconfortante.
Desde hace varios años se producen estos encuentros y experiencias de acogida y cada año cuando hablo con los pequeños veo traslucir bajo sus movimientos, sonrisas y miradas que tienen esperanza e ilusión, ello me reafirma más si cabe en que a veces no somos conscientes de lo que tenemos, de que debemos ser todos un poco más solidarios y más humildes, disfrutar de los pequeños detalles, de la amistad, de una mirada franca, de la sonrisa de un niño o de pequeños gestos que con sólo hacerlos nos harían la vida más agradable a todos.
Hay muchas formas de solidaridad, esta es una de ellas, pero la solidaridad también la podemos realizar cada día, con pequeñas cosas, es cuestión de proponérselo.

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