08 de gener 2007

No podemos renunciar a la paz

La ruptura del alto al fuego por parte de ETA tras el atentado del día 30 nos sitúa en un nuevo escenario en el que los demócratas debemos mantener la unidad y la calma frente a los violentos. Aunque, evidentemente, ello supone un cambio de estrategia, no podemos ni debemos renunciar a la paz que tanto deseamos y por la que trabajamos diariamente la mayoría de ciudadanos y ciudadanas españoles. Aunque algunos lo intenten, no se debería instrumentalizar políticamente este grave suceso que atenta contra todos y todas los españoles.
En estos momentos debe imponerse la unidad, sin fisuras, de todas las fuerzas políticas y de toda la sociedad en su conjunto.
Debemos encontrar nuevos caminos para reconducir la situación, encontrar nuevas vías que nos permitan seguir trabajando por un futuro de paz y contra el terrorismo. No debemos permitir, que la última acción terrorista merme ni un ápice muestra actitud firme y contundente frente a la violencia, ni que condicione nuestros planteamientos, ni nuestros valores, ni dejarnos llevar por la indignación. Debemos mantener abiertas nuestras esperanzas y la capacidad de defender la libertad y la paz a través del diálogo y de los instrumentos que la democracia y el Estado de derecho ponen a nuestra disposición. La voluntad de una mayoría no puede verse alterada por la intransigencia y la violencia indiscriminada y sin sentido. No debemos permitirlo. Por ello es importante actuar desde la racionalidad, la contundencia, la coherencia y el respeto a la vida y a la libertad.

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